Una mujer se hizo un test de embarazo y dió positivo, confundida reclamó en la droguería, debía estar mal el test porque ella tomó la píldora del día después. La farmaceuta le preguntó si pesaba más de 80 kilos, la mujer respondió que sí y, en ese momento, después de haberla tomado muchas veces, se enteró que la dosis es para mujeres que pesen menos.
Así comienza la trama de Shrill, una serie de Hulu que cuenta la historia de una mujer que decide “cambiar su vida, sin cambiar su cuerpo”. Después de verla me quedó una duda sobre la salud y el peso corporal ¿Es ese discurso de redes sociales sobre la preocupación por la salud algo real o es pura gordofobia?
La percepción de que ser delgado es sinónimo de salud y que tener sobrepeso es indicativo de enfermedad es un mito profundamente arraigado, impulsado por décadas de ideales de belleza promovidos por los medios de comunicación y la industria de la moda. Marcas como Victoria’s Secret y certámenes de belleza como los de Miss Universo han perpetuado la idea de un cuerpo perfecto que rara vez es alcanzable para la mayoría de las personas. Sin embargo, la ciencia y los estudios recientes nos muestran una imagen mucho más compleja.
La relación entre peso y salud
La obesidad y el sobrepeso no se deben únicamente a la alimentación. Aunque la dieta juega un papel crucial, otros factores como la genética, el entorno, y el estilo de vida también influyen significativamente. La predisposición genética puede afectar cómo el cuerpo almacena grasa y regula el apetito. Además, el ambiente moderno, con fácil acceso a alimentos calóricos y un estilo de vida sedentario, contribuye a la epidemia de obesidad. Por lo tanto, es una simplificación excesiva culpar solo a la alimentación por el sobrepeso y la obesidad.
Un artículo de la Universidad de Guadalajara sostiene que etiquetar a las personas con sobrepeso como enfermas puede ser más perjudicial que beneficioso, ya que este estigma puede conducir a problemas de salud mental y a comportamientos de salud negativos. En lugar de simplemente asociar el sobrepeso con la enfermedad, debemos considerar una visión más holística de la salud que incluya factores físicos, mentales y sociales.
La complejidad de la obesidad saludable
Un estudio reciente sugiere que es posible ser obeso y saludable, siempre que no existan comorbilidades como hipertensión, diabetes tipo 2 o enfermedades cardiovasculares. Esto desafía la idea convencional de que la obesidad siempre conduce a problemas de salud graves. La investigación demuestra que algunos individuos con sobrepeso pueden mantener parámetros metabólicos saludables, mientras que otros con un peso “normal” pueden experimentar problemas de salud relacionados con malos hábitos de vida.
La delgadez no es garantía de salud
Estar delgado no es necesariamente sinónimo de estar sano. Muchas personas delgadas pueden sufrir de condiciones de salud como diabetes tipo 2, hipertensión y problemas cardíacos, especialmente si no mantienen un estilo de vida saludable. La salud es multifacética y no puede ser determinada únicamente por el número en la balanza. La revista Welife enfatiza que factores como la alimentación, el ejercicio, el sueño y el manejo del estrés son cruciales para una salud óptima, independientemente del peso corporal.
Privilegios y acceso a recursos saludables
Mantener un estilo de vida “fitness” requiere tiempo, dinero y recursos. No todas las personas tienen el lujo de costear alimentos adecuados, un nutricionista, un gimnasio, y tener tiempo para preparar y planear esos alimentos, entrenar y descansar adecuadamente. Este es un privilegio que no está al alcance de todos. Las desigualdades económicas y sociales juegan un papel significativo en la capacidad de una persona para mantener un peso y una salud óptimos.
Influencia de los medios de comunicación y redes sociales
Los medios de comunicación y las redes sociales tienen un impacto significativo en la autopercepción y autoestima de las personas. Las imágenes idealizadas y filtradas que vemos en Instagram, TikTok y otras plataformas a menudo no reflejan la realidad. Estas representaciones pueden crear expectativas poco realistas y fomentar la insatisfacción corporal. Es crucial promover una imagen corporal positiva y aceptar la diversidad de formas y tamaños corporales para mejorar la salud mental y la autoestima.
La relación entre peso y salud es compleja y multifacética. Es fundamental movernos hacia una comprensión más inclusiva y holística de la salud que no esté únicamente basada en el peso corporal. Los estigmas y estereotipos dañinos perpetuados por los medios y las redes sociales deben ser desafiados y reemplazados por mensajes que celebren la diversidad corporal y promuevan hábitos de vida saludables para todos. A medida que continuamos aprendiendo más sobre la interacción entre peso y salud, es vital que fomentemos la comprensión y la aceptación, en lugar de perpetuar mitos y prejuicios dañinos.
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